jueves, 2 de septiembre de 2010

Balconada Colectiva - Realización

BALCONADA COLECTIVA.
Realización.

     El proyecto se realizó durante los días 21, 22, 23 de Mayo en mi estudio dentro del marco del Russafart 2010.

     Tal como lo había planeado, cogí un bastidor grande y encima grapé la tela. Debajo puse un plástico para no manchar demasiado, preparé las pinturas, pinceles, agua y papel de secar.

     A la gente que iba entrando les ofrecía primero escribir una frase acerca de Russafart. Se quedaban pensando, indecisos. Tuve que cambiar la estrategia. Les dije que podían pintar o dibujar lo que quisieran, y entonces la cosa fue adelante. Además los primeros en atreverse eran los niños y a ellos no les vas a decir lo que tienen que pintar, ellos lo tienen claro… Así que les dejé libres. Lo importante no era lo que se podía escribir en la tela, sino involucrar a la gente en el proceso creativo.

     Hubo una gran variedad entre los participantes. Muchos eran del barrio, y otros llegaban de otras ciudades. Niños y adultos, entendidos en el arte y simplemente curiosos. Algunos decían haber cogido el pincel por primera vez en sus manos y otros eran artistas consagrados. Gente suelta y atrevida y gente tímida, los que se negaban rotundamente a participar. En general yo no insistía demasiado, si veía que alguien no quería hacerlo. No obstante, siempre intenté que cambiasen de idea.

     Muy sonados eran los tópicos: “yo no sirvo para eso”, “siempre era un inútil para el dibujo”, “no se hacer una línea recta”. Pero al final, al ver a otros tan sueltos y entusiasmados, también cogían el pincel. No creo que alguien se arrepintió. Ahora sois coautores de la obra que aparece abajo. ¿Qué tal se siente al ser un artista?


                                                         El proceso.

     Los comienzos siempre son muy duros, nadie quería “romper el hielo”, ¡menos mal que aparecieron un par de amigos muy lanzados!



      Los primeros participantes.


    Los niños fueron en su mayoría los que continuaron la tela. “¿Qué colores queréis para pintar?” Rosa, fucsia, naranja, morado, amarillo… Así empezó. Los padres les estaban ayudando a algunos, y otros no necesitaban ayuda ninguna.


             
    
             

             

             
              
          La tela se iba llenando poco a poco.



     Tenía que dirigir un poco el proceso, aconsejando a los participantes un color determinado en algún momento, o hacer manchas grandes y gestos más sueltos en vez de dibujar algo miniaturesco en un rinconcito, que era la tendencia común. No me hacían demasiado caso, pero sí se soltaban más. A la mitad del proceso he dado la vuelta a la tela y la he puesto en horizontal para aportarle más movimiento y versatilidad. Para la próxima vez tengo pensado que en vez de ofrecer la tela en blanco, la mancharé previamente con colores oscuros y apagados para integrar mejor lo que se va pintando encima.



            

             

             

                  

            Niños y mayores disfrutando de la pintura.


     Los niños en general lo pasaron muy bien. Algunos padres tuvieron un verdadero problema a la hora de llevarlos a casa. Las fotos salían movidas porque no estaban quietos ni por un momento. Otros lo hacían con mucha calma y atención, crearon dibujos más elaborados.

     El participante mas joven, Nahuel de 20 meses lo hacía con la seguridad de un artista experimentado. Parecía un auténtico minipintor. Con una pequeña asistencia de su mama, que le sujetaba la paleta, se desenvolvía con toda naturalidad. Desarrolló una innovadora técnica de pintura con los dedos. Estaba muy satisfecho con los resultados. Finalmente posó, glorioso, ante las cámaras.


                     
               
                     

                          Nahuel, de 20 meses, junto a su madre.


                                                         Contenidos.

     Frases como deja crecerlo, busca tu luz, Ruzafa es único, ¡viva Russafart!, reconstrucción (alguien ha escrito construcción y otro añadió re-) o todo es etéreo aparecen en la tela. Considero incluso más importante que la gente escriba cosas espontáneas del momento y no siempre lo sugerido.

     El resultado es de mucha riqueza cromática y calidad pictórico-gráfica. Es una imagen algo recargada, con un marcado horror vacuí que no es difícil de entender con tantos participantes. Todos querían su espacio para expresarse, y querían que su aportación sea visible. Esto le aportó un nuevo valor a la tela, el de colectividad y colaboración, el de trabajo creativo en grupo. Al principio se veían claramente los dibujos de cada uno, estaban hechos con mucho amor y dedicación, pero no había unidad en la tela. Conforme iba llenándose la tela, se cubrían parcialmente los dibujos, pero la obra se integraba, ganaba en la unidad y empezaba a verse como un todo.


                         

                              Perros, casas, ojos, corazones…


             

             

            

             

             

                 Símbolos, frases, palabras.



          

          

       Fragmentos de la obra.


                                                       Resultado final.

     Finalmente, yo hice la última intervención con el fin de arreglar algunas cosas de la tela, organizar mejor la imagen para que sea más legible, acentuar y reforzar ciertas líneas que se han tapado demasiado, dejar algunas manchas más planas y, en definitiva, acabar la obra. Entre los últimos participaron algunos pintores que la dejaron bastante bien así que mi parte no era muy importante. Además, recuerdo, el propósito no era el resultado estético sino el trabajo colectivo.

     Después de terminar la tela la cubrí de una capa aguada de barniz poliuretano para protegerla de la intemperie y le puse unos aros metálicos para poder atarla al balcón.

     La tela puede verse tanto en vertical como en horizontal. A mi personalmente me gusta mas en horizontal. Por razones prácticas se colgó en el balcón verticalmente. Así llama más la atención entre todas las formas de la fachada.

     Tiene aspecto de un bosque místico, donde convive todo junto: letras, extraños símbolos (como el de la sílaba sagrada del hinduismo, om, que significa la unión de lo físico con lo espiritual), ojos, soles, corazones, casitas, árboles, cruces, pájaros, caracoles, perros y etc. Colores densos y fuertes, negros marcando profundidad, blancos, rojos y rosas intensos… A pesar de su aspecto impactante y colores chillones, la imagen está bastante equilibrada en su totalidad. Tiene cierta similitud con graffiti, es un graffiti algo naif, ingenuo, infantil, dulce, no agresivo. Aunque no esté sobre un muro se asemeja más a la pintura mural por sus características formales, su soltura y espontaneidad.

          

         Una de las primeras participantes y yo.          Tela convertida en balconada.



“Balconada 2010” Obra definitiva.
  Acrílico sobre tela.
  92x160cm
  73 autores

 
                                                       Participantes.

     Han sido 73 personas (incluida yo) que intervinieron en la tela. He aquí los nombres de todos los participantes tal como los apuntaron en la libreta. Pido disculpas si algún nombre no está bien puesto o no está completo, no era fácil de descifrar todos. A los niños les pedí apuntar su edad.

     Quiero dar las gracias a todos y a cada uno de los participantes. Creo que para todos ha sido una experiencia muy bonita. El resultado es muy interesante. Me gustaría que me digáis que os parece, que me deis vuestras opiniones, consejos, propuestas...

     Por el momento Russafart se piensa convertir en bienal, pero estaros atentos para el mayo del 2011, porque se planea hacer una exposición importante con todos los artistas del Russafart 2010, y espero que podamos ver nuestra obra colectiva entre las expuestas. Os informaré donde y cuando.


Alejandro Madruga
Pau B.
Ana Rico, 5 años
Julia Rico, 6 años
Ángels Biosca
Mercedes Vega
Marina Reig, 7 años
Lidia Aguirre, 7 años
José Manuel Bonet
Salvador Ferris
Marisa Perales Trescolí
Valero Doval
Rosa Laparra
Javier Dimmbier
Cristina Saiz
Paco Piera
Marina Noguera
Rosa Ramón
Carla Barba Celda
David Mayan Gómez
Francisco Perucho Ramón
Emilio Vaquera Silva
Isaac López
Salvo Comte
Emiliano Fabris
Lilo
Olena Samkova
Liliana Salvador
Lalo Castillo
Pepe Castro
Claudia Castro
Santiago, 8 años
Miquel Gironés Esperabé
Sabina
Diana Burgos López, 9 años
Sara Robles Vázquez, 10 años
Evelyn Sestelo Carraro, 10 años
Belén Sestelo Carraro, 5 años
Sheyla, 4 años
Quiara, 5 años
Ana Cantó
Cruz
Cecilia González
Mercedes Molina
Inma Yllera
Oscar Mora
Alex Rubio
Beatriz Díaz
Aina Compte
Karina, 7 años
Raúl, 5 años
Pren
Elsa, 6 años
Alvar 3 años
Javier
Amparo
Irene, 11 años
Nahuel, 20 meses
Alejandra de la Torre
Placid Cervera Hernández
Sara López
Ana Vernia
Nausicaa Toninello
Laura Talens
Mateo, 5 años
Civini
José Costa
Jorge Romero
Guillén Renau
Vicente Dobón
José Moreno
Angela Malysheva
Karina Vagradova

¡Muchas gracias y felicidades a todos!



                                              BALCONADA COLECTIVA.
                                                                            Proyecto.

     Mi proyecto, la balconada colectiva, va a realizarse en el marco de Russafart, que es un evento público con bastante proyección y la ilusión de ser masivo. Se trata del fin de semana de puertas abiertas a los talleres de los artistas de Ruzafa, uno de los barrios más antiguos de Valencia y a la vez moderno, en proceso de resurgir y convertirse en un barrio de moda alternativa, multicultura, ocio y arte.
     La propuesta de abrir los talleres de los artistas a las visitas de un público más amplio no es nueva, se pierde en la historia de la modernidad. Iniciativas parecidas han tenido lugar en varias ciudades de Europa, como París y Berlín, y también en Barcelona. Hasta ahora, en Valencia solo ha habido una edición, en mayo del 2008, que tuvo muchísima repercusión en los medios y muy buena respuesta del público. A pesar de la intención de ser anual, no se pudo repetir en 2009 por razones económicas, solo se realizó una exposición colectiva de los artistas participantes en la Sala de exposiciones de Ibercaja con la edición de un catálogo.
     Se trata de un evento sin ánimo de lucro, que pretende reivindicar mayor accesibilidad y difusión del arte emergente, el arte de hoy, con el fin de “desinstitucionalizarlo”, sacarlo de los museos y las galerías a la calle o, como en este caso, atraer a la gente a los propios talleres artísticos, donde se “cuece” el proceso creativo. Paralelamente se harán actividades en la calle, danzas, performans, música en directo, etc.
     Este año, en la segunda edición de Russafart, tenemos la esperanza de que acuda mucha gente. Quienes visitaron mi taller la otra vez estaban interesados, entusiasmados y agradecidos por esta oportunidad única de introducirse en el espacio creativo íntimo de los artistas. Por tanto, he pensado que este año sería interesante involucrarles un poco más, para que los visitantes se sintiesen artistas ellos también y para que puedan expresarse y participar en la creación artística.
     Mi idea consiste básicamente en ofrecer una tela previamente preparada, pinceles y pinturas acrílicas y pedir a los que visiten mi taller dibujar o escribir algo corto y gráfico acerca de su percepción de Russafart o, en general, sobre el arte en la calle. En definitiva, lo que el propio visitante quiera expresar, o, si lo prefiere, invitarle simplemente a participar en la creación de una “obra artística”. Mi parte será dirigir mínimamente el proceso de llenar la tela, fotografiarlo, recoger las frases, los nombres y datos de los autores para tenerlos registrados y, posteriormente, colgar la obra resultante en mi balcón durante unos días o una semana, para que la gente la pueda ver completada. La idea final sería enmarcar o habilitar la tela para que pueda ser colgada en las exposiciones dedicadas al Russafart y que sirva como memoria de esta experiencia creativa y la inspiración para los demás.
     Un recurso que suele resultar sugerente es el juego de invertir los papeles: que la gente, en lugar de venir a ver a los artistas pintar, como público, se convierta inesperadamente en artista y coautor de una obra de arte colectiva y que después la pueda exponer en un espacio artístico.
     Creo que Russafart es un marco perfecto para este tipo de experimento, porque es la propia gente que viene la que está interesada en tener una experiencia artística. Es importante que sea algo voluntario y divertido, porque así tendrá mayor efecto en la gente.
     El objetivo de este proyecto no es tanto el resultado plástico cuanto la propia experiencia, y es fundamental explicárselo así a los participantes. Lo que espero es que el hecho de que la gente por un momento rompa sus esquemas y disfrute participando, les haga cuestionar aunque sea algunos de los prejuicios existentes sobre lo que es el arte, comprender y valorar más el proceso creativo. El resultado posiblemente será un caos, o puede que no, pero lo importante es que será un trabajo colectivo, de compartir y colaborar, y tendrá valor como memoria de una experiencia creativa común.

4 comentarios:

  1. Genial el resultado y sobre todo el proceso, una gran idea que espero se repita, incluso a mayor escala. Felicitaciones. Un abrazo desde Chile. Jorge.

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  2. Me parece una idea muy original, espero asistir a la próxima.

    Pedro

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  3. Fantástico! Muy interesantes tanto el proceso como el resultado.
    Sorprende la coherencia plástica de la obra, pese a la cantidad de manos
    que han participado.
    Enhorabuena
    Daniele

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  4. Librado de capas superfluas y obsoletas, el corazón de la cebolla nos hace llorar.
    El corazón de la cebolla es la metáfora del alma, mientras que las capas que lo rodean significan todo lo aprendido.
    Así veo esta obra colectiva ideada por Karina, que me imbuye en la magia de lo auténtico, de lo no aprendido. Tanto concepto, técnica, significado y demás intelectualidades nos alejan de algo importante, y es que la belleza reside en lo auténtico, lo inocente, lo que es bello porque sí.
    Ante esta tela me encuentro ante la belleza de la espontaneidad, de lo ingenuo, del niño que llevamos dentro.
    Sin miedo al qué dirán, la obra colectiva se blinda en la seguridad del anonimato y en el refuerzo de lo colectivo, la no soledad.
    La intensidad de íconos, símbolos, signos, grafismos, etc me parece que se presenta como el reflejo de la saturación visual de la sociedad en que vivimos y el color, sin duda, es el deseo de un mundo mejor, quizás una utopía.
    Por otro lado, ante tanta disparidad, hay una mente bien cuerda que ordena todo este caos, es Karina como directora de orquesta la que da sentido a esta locura. Por ello, este cuadro necesita un título que a mi parecer es: "co-razón".
    Y para que sea una obra abierta e inacabada, que siga viva, me gustaría hacer una pequeña aportación a la obra en sí, y sugiero hacerlo de manera digital, aunque sea virtualmente podría ser una obra eterna, que cambie y cambie…
    Como no puedo colgar la nueva imagen, intentaré enviarla a Karina por email para que lo haga ella.
    Saludos y que siga rodando!!!!
    Carmen Ibarra

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